
La austeridad es una característica de las personas, las familias, las empresas y los gobiernos que los distingue principalmente por el uso planificado y medido de los recursos y, además, por un comportamiento estricto y apegado a las leyes, las reglas establecidas, la moral y naturalmente las circunstancias.
Esto dice la RAE: Austeridad es sencillez y moderación propias de la persona o cosa austera. Rigurosidad en el cumplimiento de las normas morales.
La honradez es administrar y aplicar los recursos con transparencia en lo planificado y presupuestado de acuerdo a las necesidades y circunstancias.
Las personas e instituciones honradas, presentan los resultados de su administración y gestión en los momentos previstos, de forma transparente, sin complicaciones en el léxico y claridad en los números.
La eficacia es demostrar que con lo previsto se consiguieron los objetivos sin retrasos y se benefició económica y socialmente, a las personas y empresas que por su condición de ingresos perdidos por la pandemia lo requieran…
En Alemania, por ejemplo, leí que las empresas hasta con cinco empleados recibieron nueve mil euros y las que tienen hasta 10, quince mil, que no tienen que devolver.
¿De dónde sale ese dinero? Son las ayudas del gobierno para las pequeñas empresas.
Para las medianas y grandes habrá otro tipo de apoyos, especialmente, para las estratégicas: como los ferrocarriles, las líneas aéreas y la industria del automóvil, que este lunes, por ejemplo, VW ya arrancó con muchas medidas de seguridad para evitar el contagio.
La eficiencia es movilizar los recursos sin desperdicios ni de tiempo ni de dinero y obtener el mayor aprovechamiento posible.
Las circunstancias que estamos pasando, tanto los países del primer mundo, los emergentes y el nuestro, aún dentro de la categoría de “en desarrollo” son complicadas y las “aflicciones” comunes:
Conservar la salud evitando el contagio, pensar y planificar cómo salvaremos los asuntos económicos y cómo financiar a largo plazo las pérdidas en los meses pasados sin ingresos y en los que vienen, que intuyo serán cuatro o cinco, según el rubro de cada empresa.
Pero AUSTERIDAD, HONRADEZ, EFICACIA Y EFICIENCIA, también deben aplicar las empresas favorecidas con la pandemia y han multiplicados sus ventas y utilidades.
Deben cumplir honradamente los compromisos con el Estado, los empleados, los proveedores y los clientes y, además, con todos los procedimientos de seguridad industrial para evitar el contagio, e invertir bien las ganancias, prever reservas y estar listos para la siguiente crisis, que puede ser al contrario, favorecer a los que en estos momentos tendrán pérdidas y menos ganancias para sus sectores.
La versión de la bonanza y el desarrollo económico en términos de vacas flacas y vacas gordas, es la más antigua explicación de la economía y sus altibajos. Y a todas las empresas nos ha sucedido y está sucediendo.
En mi experiencia como consultor, en los momentos distendidos que conversamos con los clientes, intercambiamos relatos de momentos duros por los que ha pasado la empresa y cómo con dedicación, creatividad, amor a la empresa y el esfuerzo de los buenos empleados, fue posible salir una vez más del bache temporal.
En Japón visitamos empresas donde los directores nos contaron como evitaron quebrar en más de una ocasión.
Y creo que aquí, esta debe ser la expectativa de las empresas que hemos cerrado, aplicar otra vez la creatividad para con AUSTERIDAD, HONRADEZ, EFICACIA Y EFICIENCIA resurgir y afrontar la diversidad de pequeños y grandes retos, y las secuelas que seguirán a la pandemia.
Y, para terminar, un llamado a la conciencia de quienes manejen los dineros públicos que pagaremos entre todos. ¡Es su deber profesional y moral actuar y aplicarlos con austeridad, honradez, eficacia y eficiencia!
Pasen un buen domingo en familia.
Pedro Roque