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Buenos días señora, Buenos días señor.

En mi caminata para iniciar bien el día dentro de la urbanización donde vivo, siempre saludo amable y respetuosamente a las personas que encuentro, a los señores vecinos que también salen a caminar, a los señores motoristas de algunos vecinos que les esperan en sus vehículos, a los señores jardineros que mantienen muy cuidados los patios y las plantas, a los señores responsables de la vigilancia que resguardan la entrada de la urbanización, las señoras que vienen de lejos a realizar trabajos domésticos, a las señoras responsables de los trabajos domésticos en las casas de los vecinos, al señor que trae temprano en su moto los periódicos, a las señoras amas de casa que salen a ejercitarse….

Pues sí, todas las personas somos dignos de ser saludados con “señor o señora”, una sonrisa y unos buenos días, que les muestra respeto y buenos deseos para el día que comienza. ¿Y sabe que es lo mejor?… Pues que me siento bien haciéndolo, escuchando sus respuestas también con una sonrisa. No es lo mismo empezar el día energizándose y con veinte sonrisas, que con la cara seria, empurrada y amenazante. Y si salgo a realizar alguna gestión con mi carro, cedo el paso a los peatones y a otros que agresivamente, incluso arriesgándose ellos y a mí, se sienten bien poniéndose adelante. Si saluda y cede el paso, además que usted se alegra, alegra a otras personas, se siente y hace que otros también se sientan bien.

Cuídense, amen y déjense amar. ¡Es un buen elixir para mantenerse en forma!

Pedro Roque

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