
Si ya lo decidiste, ¡empieza lo más pronto posible! ¡Si ya empezaste, sigue con entusiasmo! ¡Y si ya estás sobre el camino y trabajando serio y duro, aunque no te vaya tan bien, persiste y persiste que el triunfo y la riqueza vendrán!
¡Nada es fácil, ni de un día para otro! Todo cuesta más al principio, por la falta de experiencia, los errores que se cometen, porque lo nuevo cuesta más y más razones.
¡Tirar la toalla es darse por vencido! El término viene del boxeo; cuando el entrenador siente que su boxeador no debe seguir, porque no está en condiciones, decide darse por vencido, tira la toalla el centro del ring y el combate se para.
En la vida de las nuevas empresas sucede algo parecido. Estadísticamente se acepta que el 70% de los emprendedores tiran la toalla en los primeros dos años, el 20% entre los dos y los cinco años siguientes, y solo el 10%, sobrevive los embates de los primeros cinco años. Sabiendo esta realidad, es bueno hacer antes de emprender, y yo lo hice frente al espejo, un autodiagnóstico crudo y sincero, para estar claro sobre las exigencias de la empresa y concluir si se está dispuesto a salir de su zona de confort y entrar en otro más exigente en todos los términos. Y saber qué se va a hacer para entrar entre el 10% que sobrevive.
Yo, con 43 años decidí salirme de una multinacional donde había trabajado por diez años en cargos gerenciales, con excelentes prestaciones, excelente salario y carro de la empresa y, además, viviendo a 20 minutos y con horario fijo de las ocho de la mañana a las cinco de la tarde.
Me salí para emprender una empresa de consultoría en control de la calidad y el primer cliente estaba a unos 140 km y así pasé, de la zona de confort, siendo cola de león, a nuevas áreas desconocidas, como cabeza de ratón. Levantarme más temprano, viajar mucho más lejos, volver más tarde a casa. El incentivo: salir de una rutina estricta minuto a minuto, a resolver problemas de calidad en sectores nuevos, como el textil, el mueble, el metal mecánico, los juguetes, el calzado y tantas más. Las semanas pasaron de 40 a 80 o más horas.
Anoche intercambiamos mensajes con una emprendedora que desde hace dos años tiene una sala de belleza, le comenté que todas las grandes empresas comenzaron con un sueño y un soñador… Que siga adelante, pues cuando se trabaja con visión de largo plazo, innovando con cosas sencillas que gustan a los clientes y disfrutando el trabajo, el éxito y la riqueza viene poco a poco.
Las empresas empiezan a ser rentables después de los ocho o diez años, son como los árboles, los frutos vienen cuando las raíces se aferraron a la tierra y el árbol se cuidó y se abonó. ¡Tirar la toalla, ni pensarlo!
Pedro Roque