Con la influencia de tanto «influencers», sus seguidores están dejando de ser como son y tratando de ser como ellos o bien creyéndose todo lo que les dicen… Y es cierto, los influencers se han convertido en el nuevo recurso publicitario para la moda, sentir que se está el día en lo que sea y la política.
La publicidad pasó del papel en periódicos y revistas, a las pantallas de los cines, luego a la televisión y ahora a las computadoras y teléfonos inteligentes.
Influencer, los hay muy conocidos masculinos y femeninos de diferentes edades. Son personas de buena apariencia o profesionales focalizados en temas específicos.
Según el número de seguidores, a que clase social dirigen sus mensajes y los productos que promocionan, así son sus tarifas. Y hoy muchas empresas, una parte de su presupuesto en publicidad lo asignan a los influencers.
Según se ha popularizado el teléfono inteligente y las redes sociales, los mensajes publicitarios tienen mayor alcance a través de este medio que por la televisión, pues los adictos a las redes sociales, por lo general los más influenciables y manipulables están online día y noche, en el trabajo, en la calle y en su casa…
Y según se acerca la campaña electoral se incrementará en bombardeo por los “influencers políticos” con mensajes prometedores en busca de conseguir el voto…
Un signo de adicción a las redes sociales se ve cuando alguien que llega de visita a una casa, a una oficina y lo he visto incluso en la sala de espera de un médico, lo primero que hace es buscar donde conectar su teléfono para cargarlo, sin que se le ocurra que eso, sin pedir permiso, es robar energía eléctrica. Y la siguiente pregunta es la clave del internet, que solo la piden una vez, pues el teléfono la guarda y en la nueva visita se conecta automáticamente. Y hablando de electricidad, no se entiende cómo han permitido que después de ocho meses de pandemia y la mitad de los hogares pasándolo mal, se suba indiscriminadamente, un veinte por ciento el costo de la energía eléctrica.
Otra cosa que sucede frecuentemente y se debiera vigilar es que los empleados que trabajan con computadoras, las tienen vinculadas con sus teléfonos y aunque el teléfono se ve que está guardado, ellos están recibiendo continuamente mensajes ajenos al trabajo, que los distraen. Por eso si quiere incrementar en un veinte por ciento la eficacia y eficiencia de sus empleados, no permita que vinculen sus teléfonos con sus computadores, que por cierto, debiera ser una regla estricta en todas las oficinas del gobierno y si usted quiere incrementar la suya, también un veinte por ciento, bloquee o elimine los contactos que no le aportan más que distracciones.
Las distracciones producen equivocaciones y las equivocaciones siempre tienen un costo adicional, si pasan desapercibidas, aparecen en algún proceso más adelante y se convierten en insatisfacción o reclamación de alguien, por ejemplo, un cliente y si se detectan antes que salgan a los clientes, hay que repetirlas y repetir, tiene el costo de volverlo a hacer…
Recibí de un amigo hace días un video donde una prominente neuróloga española explica sobre la nueva adicción a las continuas emociones y sensaciones sobre noticias y mensajes que se transmiten en las redes sociales, las plataformas de mensajes y el correo electrónico. Sucede como a los fumadores la nicotina, si no la tienen entran en ansiedad y desesperan. Lo mismo sucede al desconectarse de las redes y el correo. Como es un fenómeno relativamente nuevo, aun no se sabe sobre sus efectos negativos en la personalidad a largo plazo…
Yo no sigo a ningún influencer y menos a los políticos, pues ya se sabe que las promesas son medias mentiras. Prefiero mejorar diariamente en lo posible y seguir siendo yo mismo aplicando de las 4As, la “A” de Autoconocimiento y la “A” de Autenticidad.
Pedro Roque