¡Es que tú! ¡Es que usted! ¡Es que otros!

Poniendo atención a las conversaciones en las que participé o escuché esta semana, cuando se trató un asunto que no era satisfactorio, se dijo varias veces: ¡Es que tú!, ¡Es que usted! o ¡Es que otros!… 

Y sucede en el entorno familiar entre hijos, padres, hermanos y parientes. En el empresarial entre la dirección y los gerentes; entre gerentes, supervisores e incluso en un equipo de obreros cuando pasa algo que dificulta seguir o se produjeron defectos. También con los desacuerdos entre el sindicato y la organización. Y con más frecuencia, en todos los niveles de la política nacional e internacional, siempre aparecen estos señalamientos.

Ya inicio un conflicto internacional en Europa, que Dios quiera no crezca y se vuelva a la paz lo más pronto posible. Y tal como en los anteriores, el origen y causante del conflicto por acción u omisión, visto desde el lado de cada uno, la culpa es del contrincante.

Y aquí como lo normal en la casa, la empresa, el tráfico y en la política, siempre es, ¡Es que tú! ¡Es que usted! o ¡Es que otros! los asuntos en lugar de solucionarse rápido, se complican, generan pérdidas de tiempo, dinero y tremendo costo social. Y si el señalado cometió una falta, quien la señala se siente autorizado a cometer una más grave. Y así, el estado de las cosas y la vida van empeorando.

Incluso en un pequeño accidente que los daños en los vehículos son dos raspaduras, se paran, empiezan a llamar por teléfono, estorban el tráfico y se sienten importantes con la trabazón que crean hasta que llega la policía. Saben quien causó el accidente, pero la tendencia a no reconocer la responsabilidad complica las cosas. Y si consiguen que el otro se haga cargo, se sienten bien porque fueron más “listos”. Por descuidos míos he tenido dos pequeños accidentes, paré, me disculpé, me hice cargo de los costos y en cinco minutos apartamos los vehículos.  

Pero hasta hoy, ni en la casa, la empresa, el tráfico, ni en la política escuché que alguien empiece diciendo ¡Es que yo! 

De niño aprendí en las clases de religión, que “Eva” cuando comió del fruto prohibido le dijo a Adán: “La serpiente me convenció y comí” y cuando Dios los inquirió, Adán respondió: “La mujer que me diste como esposa, comió y me dio”. Ninguno de dijo: ¡Es que yo!

¿Y por qué cuando se trata de asuntos complicados en los que estamos involucrados no decimos ¡Es que yo!… Porque implica asumir responsabilidades y culpa de acciones u omisiones que correspondían… Sin embargo cuando la situación es satisfactoria, se apuntan a las felicitaciones hasta quienes no hicieron nada por el éxito que otros consiguieron.

¿Y qué hacer para que las cosas funcionen mejor y las situaciones se resuelvan? Antes de iniciar su intervención para resolver algún conflicto, piense en como hacerse cargo de la parte que por acción u omisión le correspondía, asúmala, reconózcala, explíquela, discúlpese y a partir de ese momento sea parte de la solución.

Las circunstancias de cada uno son diferentes y como quien mejor las sabe es uno mismo, lo correcto es hacerse cargo y no gastar tiempo ni dinero en esforzarse en que otro sea el culpable.

Si aceptáramos la responsabilidad, de las negligencias, los abusos, los excesos y otras faltas contra las leyes del Estado, tendríamos un país más prospero. 

La consecuencia más grave de la irresponsabilidad, es el mal ejemplo, la autojustificación de hacer las cosas peor y el atraso de setenta años en las conductas básicas del orden, la limpieza, la puntualidad, la autodisciplina, el respeto a las leyes, a las personas y al medioambiente. 

Así estimados señores, es que estamos como estamos.

Pedro Roque

5 comentarios en “¡Es que tú! ¡Es que usted! ¡Es que otros!”

  1. Martín Benavídez

    Es interesante en reconocer que los conflictos personales o empresariales o incluso políticas internacionales está en reconocer los errores personal o empresarial o como país si no reconocemos los errores desde el principio el final será un caos o un problema grande que nadie quiere reconocer y lo que sucede
    es que termina echándole la culpa siempre al otro.

  2. Hugo A López Fortiz

    Estoy suficientemente claro de lo que tú escribes,con serenidad y buscando siempre el diálogo y la paz se consigue el bienestar de las partes,sitare una premisa: vale más una gota de miel e

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