¡Funcionaríamos mejor cumpliendo las leyes!

Partiendo que nuestras leyes fueron redactadas por gente inteligente, conocedora del pasado, porque las leyes quieren evitar que lo malo del pasado se repita, también son adecuadas para que el gobierno dirija, administre y gestione las personas y los recursos económicos del Estado, sin que los considere de su propiedad y los utilice austeramente, las leyes también sirven para organizar el presente y respetándolas, trabajar, emprender, invertir, crecer y convivir en paz, porque clarifican los abusos y tentaciones humanas que debemos contener.

Además, son preventivas porque asignan penas para quienes no las cumplan habiendo jurado cumplirlas y ordena a todos los que temporalmente administran, que ninguno tiene el poder para sobrepasarlas, principalmente, La Constitución.

Por otra parte, definen los roles y responsabilidades de cada uno, con la advertencia que ningún funcionario, elegido o designado, puede actuar más allá de lo que la Ley le permite.

Y las cosas están como están, porque se respetaron las leyes que rigen la democracia y el Presidente de la República ejerce su cargo, aunque que solo fue votado directamente por una minoría de alrededor del 33%, pero que, en ese momento, fue la mayoría, ya que, por desidia, desinterés, enojo o frustración, o manipulación, la gran mayoría de salvadoreños no votaron.

Según lo entiendo y corriendo el riesgo de equivocarme, significa que la gran mayoría de salvadoreños no es que estuviera de acuerdo con el futuro que se planteaba entonces, sino que, muy molestos y hartos del presente de esos días y del pasado reciente por la corrupción generalizada en la política y los políticos, no fueron a votar.

Reflexionando sobre cómo estamos y sentimos los salvadoreños, unos, quizás un 30%, están bien, pudieron seguir trabajando, han seguido cobrando y tienen recursos para vivir como antes de la pandemia. Para los que desde hace cuatro quincenas no trabajan ni cobran por los decretos gubernamentales, supuestamente para reducir el contagio, muy mal. Muchos con los contratos suspendidos temporalmente o ya sin trabajo y sin dinero, ni efectivo ni plástico porque las tarjetas llegaron al límite.

¿Y después de la pandemia? El gobierno con menos ingresos, las remesas cayendo, el desempleo creciendo, las empresas pataleando para reabrir, y las que abran, reducirán personal hasta que la situación se normalice, que pueden ser unos seis meses…

Pero es cierto que durante la «setentena», pues hace semanas dejo de ser cuarentena, se está produciendo un movimiento de reconversión, hoy obligado para sobrevivir, pero que perfeccionándolo será en el futuro próximo la plataforma para un mayor crecimiento.

Volviendo título, las cosas serían más factibles si todos sin excepción respetamos las leyes.

Que seguramente será otra gran lección para el manejo de las interrelaciones en todos los niveles de la administración pública, la política, el sector privado y la convivencia ciudadana y que entendamos, que funciona mejor si se respetan las leyes y hay consenso, que con decisiones unilaterales, amenazantes y violentas.

En lo malo y en lo bueno, El Salvador fue, es y será de los salvadoreños y Dios nos ayude a que los ánimos, animadversiones y violencia verbal entre quienes temporalmente tienen el mando, y el resto de salvadoreños se reordene y tranquilice. Pues, así como venimos y vemos desde afuera, nuestro país, por la pobreza y las banderas blancas de los más necesitados, damos lástima, por las improvisaciones y prepotencias, cólera y por las demandas y contra-demandas gastando energía mental, en lugar de concentrarlas en la pandemia, damos risa. Lo más fácil, seguro, económico y justo, es cumplir las leyes con obediencia, humanidad y sin prepotencia…

Y sobre reabrir la economía, sinceramente creo cada empresario responsable ya sabe lo que tiene que hacer para proteger su empresa, sus productos, sus clientes y sus colaboradores y debiera ser de su propia responsabilidad cuándo y cómo hacerlo, porque el riesgo de contagio del Covid-19 y otras enfermedades seguirá existiendo por muchos meses.

Pedro Roque 

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