La sinrazón, según el Diccionario de la RAE significa: “Acción hecha contra la justicia y fuera de lo razonable”. Y se puede aplicar para todos los tipos de violencia y a quienes inician actos violentos con señalamientos falsos, tiran la primera piedra y esconden la mano, y a los que aprovechan la violencia para promover sus movimientos. Vemos violencia en los países desarrollados, en los emergentes y en desarrollo como el nuestro.
El seis de enero la vimos en directo en el Capitolio en Washington, la siguiente semana aquí en el fútbol, unos días después en la Plaza Roja de Moscú. Hace diez días en las calles de Roterdam y Ámsterdam, y el fin de semana pasado, nuevamente en nuestro entorno y si leemos con atención las noticias salvadoreñas, todas las semanas se publica sobre algún tipo de violencia intrafamiliar, emocional, sicológica, sexual, política o económica.
¿De dónde viene y por qué muchos deciden resolver con violencia los asuntos con los que no están de acuerdo?
Primitivamente la violencia era una alternativa de supervivencia para defenderse y defender a la familia, tanto de los animales salvajes como de otras personas que los amenazaban, pues solo rogando piedad, ningún violento cambia de opinión, incluso se siente más fuerte.
Pero las raíces de la violencia hoy siguen siendo las mismas. Miedo, desesperación, inseguridad, ansia de poder, baja autoestima y en casi todos los casos quienes la practican o promueven, confrontaron antes momentos dramáticos de violencia.
Si se fijan, muchas películas y videojuegos divierten matando violentamente a mucha gente y destruyendo edificaciones. Pero en la realidad la violencia siempre produce una herida emocional, tanto si es violencia sicológica, escolar, sindical, publicitaria, política, laboral o en el deporte, y bien sabemos, que si la violencia oprime la condición física del sometido, es solo temporalmente, pues es más la gente que prepara y organiza la venganza que la que perdona.
De ahí es fácil entender, que la violencia entre los humanos, siempre genera más violencia. La violencia en los animales es instintiva para defenderse y alimentarse. En los humanos es premeditada y cruel.
La matonería, la grosería, el insulto, la burla, la insistente publicidad política agresiva en televisión que violenta la tranquilidad de los hogares, con dinero de los contribuyentes, no debiera ser necesaria en personas que se suponen educadas, decentes y razonablemente preparadas para desempeñar cargos públicos en la asamblea y las alcaldías.
Mahatma Gandhi, que consiguió la independencia de la India anteponiendo la paz, nos dejo los siguientes pensamientos: “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”. “Lo que se obtiene con violencia solo se puede mantener con violencia”. “Los medios violentos nos darán una libertad violenta”.
Al final, la violencia siempre es sufrimiento, para quienes la aplican por iniciativa propia o son enviados a realizarla, pues en su conciencia queda el sufrimiento que produjeron en otros, sobre todo si eran inocentes, y más sufrimiento producen, en las víctimas porque, aunque perdonen, la cicatriz quedará toda su vida.
Con los actos violentos políticos, son personas salvadoreñas las que fallecieron y personas salvadoreñas las que sufrirán las penas y seguro que en algún momento se preguntarán, si fue útil el mal que causaron a sí mismos y a sus familias.
Concluyendo, así como a todos los salvadoreños nos gustan las pupusas, todos tenemos parientes que emigraron o que combatieron en el conflicto, y consecuentemente, sufrieron violencia o fallecieron.
Y no es mentira, ni simulación, los que emigraron no están aquí, pero Gracias a Dios siguen vivos, ni tampoco están aquí, los que perdieron su vida.
Estimados amigos, es mejor y más humano convencer con inteligencia y la razón, que atemorizar y forzar situaciones convenientes con la sinrazón de la violencia.
Pedro Roque