La resurrección de Jesucristo es única, nunca nadie más en la historia resucitó después de muerto y tres días de haber sido sepultado. Leí, que en ese tiempo, después de confirmar la muerte, y Pilatos antes de entregar el cuerpo, pidió que le confirmaran la muerte de Jesucristo, envolvían completamente los cadáveres con mucha tela y ungüento de hiervas. En esa condición, después de las hemorragias por las heridas en las manos, los pies, exhausto después de seis horas colgado de los brazos y sufrir el inmenso dolor, tal como relatan los evangelios, Jesucristo, incluso desde el punto de vista medico actual, murió en la cruz.
La Resurrección es lo divino, misterioso y único del cristianismo que como religión nació en esos momentos y se fue esparciendo por todo el mundo hasta llegar aquí con la conquista española, y actualmente, es una de las tres grandes religiones con el Budismo y el Islam. Históricamente, Buda existió unos 500 años antes de Jesucristo y Mahoma unos 500 años después.
Entendiendo la resurrección de Jesucristo como “el regreso a la vida”, en nuestro tiempo y entorno cercano y lejano, podemos asumirlo como “revivir y despertar”, por ejemplo, después de un tiempo en coma por un infarto, pero también volver a la vida útil y profesional y ser y sentirse miembro de la familia, cuando por las debilidades humanas, como el alcoholismo, la drogadicción y ludopatía, muchos mediante los tratamientos médicos y terapias adecuadas consiguieron resurgir. En esos casos, el buen ejemplo de la Resurrección de Cristo, fue convertida en realidad por quienes resurgen. Entre parientes y amigos conozco unos veinte casos de verdadero resurgimiento.
La pandemia, que aun sufrimos y Dios nos ayude a que en esta Semana Santa no haya rebrotes y las siguientes olas sean discretas y las manejemos bien, nos llevó a muchos a cambiar lo que hacíamos por nuevas formas de hacerlo, lo que insistentemente se denomino “reinventarse”, pero que en la visión y acción de cada uno es una forma de resurgimiento.
O bien nos adecuamos tecnológicamente a la situación actual y futura, o bien muchos, cambiaron de actividad y hoy están trabajando en algo que hace dos años ni se lo imaginaban.
¿Y todos somos capaces de resurgir? Claro que si. Es solo cuestión de plantearse qué hacer, querer hacerlo y tener la fuerza de voluntad, incluso de aprender y desarrollar nuevas habilidades, como por ejemplo quienes emigran, aprender a la perfección otro idioma, otros hábitos, adecuar su vida al nuevo entorno y además conseguir éxito.
La Resurrección es la demostración de como Jesucristo venció a la muerte, tal como lo repetimos cuando rezamos el Credo y decimos: “Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos..” Cada vez que con fe repetimos estas palabras confirmamos nuestra creencia en la Resurrección y nos sirven de orientación para afrontar y resolver las incertidumbres de la vida.
Y ciertamente, todos somos capaces de resurgir reorientando nuestra forma de pensar para buscar nuevas alternativas para nosotros y nuestra familia.
Con la pandemia o a consecuencia de la pandemia, solo en Centro América hay unos setenta mil profesionales en todas las especialidades que están buscando soluciones inmediatas para continuar siendo productivos y resurgir en nuevas actividades.
Así pues, partiendo de la Resurrección, creo que podemos encontrar la inspiración para así como Jesucristo en lo divino resucitó, nosotros como humanos y con los pies sobre la tierra resurgir.
Si esta en ello persista y si ya lo hizo, enhorabuena.
Pedro Roque
La resurrección mi querido amigo Pero Roque, es lo que separa al Cristianismo, de las religiones universales seculares. Cusndo Jesús expiró en la cruz, bajo a las profundidades de la tierra, llegó y le arrebató las llaves del reino de Diis, Satanás, quien se las había robado a Adán en el huerto del Edén siglos atrás.
La resurrección no es un acto simbólico, sino una misión de rescate, del mismo Dios Padre, para la humanidad perdida en oscuridad.
Jesús es la luz salvadora, el Mesías, el Cristo anunciado, para traernos vida eterna, a través a través de la fe, en el sacrificio de Jesús. Es por edo que dice la escritura en la carta a los Hebros: » Porque no hay otro nombre, bajo los cielos, por el cual podamos ser salvos».