Un día sin plástico y sin smartphone.

El reto se me ocurrió manejando detrás de un pick up cargado de bolsas de plástico azules, con agua supuestamente potable. Por el volumen de cada bolsa, calculo que llevaría unas veinte mil, que vacías cubrirán unos 300 metros cuadrados y quedarán dispersas sin preocuparles, ni a los fabricantes, distribuidores, ni a los usuarios, que sencillamente las tirarán…
Y con las bolsitas azules, se cumplirá la 2ª. de las 4 leyes de la ecología: “Todo va a parar a alguna parte”. ¿Sabe las otras tres?… Se las digo: La 1a. “Todo está interconectado con todo”. La 2a. “Nada es gratis, todo tiene costos”. Y la 4ª. “La naturaleza es sabia y se auto equilibra”.

De los millones de toneladas de basura y plásticos en la tierra y los océanos, proviene en parte, el cambio climático que debiéramos entenderlo como factura de la tierra, que confirma la 2ª. ley: ¡Nada es gratis!…
Y como con las bolsas azules, pasa con las botellas, los empaques, los trastos y partes de diferentes tipos de plásticos que quedan irresponsablemente por todas partes.

Y aunque es cierto que desde hace tiempo, principalmente en Europa, aquí mucho menos, se aplican las 3Rs, la relación entre el plástico que se produce y seguirá produciendo y lo que se recicla es solo el 10%.
La funda de mi teléfono es de plástico, el parachoques y el tablero de instrumentos de mi camioneta, los faros y otras partes de la carrocería, son de plástico. La carcasa de los electrodomésticos, también. El hilo y la tela de mi ropa tiene poliéster. Las mesas, sillas y desechables en la pupusería, son de plástico.

Voy al supermercado y los empaques y envases de los miles de productos, son de plástico. Algunos, pesa más el plástico que el contenido útil. Por ejemplo, los desodorantes y las sopas. Y en las farmacias, las ferreterías y en el mercado, también nos dan bolsas de plástico.

Como que ya perdimos la noción, de cuando es necesario y cuando no. Quizás es el momento de iniciar el autocontrol con el uso del plástico, empezando por aceptar las bolsas, solo cuando son necesarias, preferir tejidos y productos con menos plástico o materiales reciclados y fabricar y utilizar plásticos biodegradables e hidrosolubles.

En mi propósito de un día sin plástico, utilicé tasas y platos de cerámica, tenedores de metal, bolsas de papel kraft, me senté en sillas de metal o madera y llevé al supermercado una bolsa reutilizable.

Con el smartphone, nos convertimos en una sociedad ensimismada, cada uno, absorto con la mirada fija en su pantallita, aislado del entorno, desatendiendo su trabajo y más pendientes de lo que le “cae” en su teléfono inteligente.
Por doquier vemos personas “escroleando” en la pantalla, sin importarles si enfrente están sus padres, sus maestros, sus amigos, los jefes y los clientes.

Quizás los expertos en educación puedan determinar, si la capacidad de aprendizaje se ha reducido, porque la mayor parte de la gente, viendo muchas horas sus teléfonos, que con cada versión son más inteligentes, quizás ellos, cada día son menos inteligentes y aprenden menos que antes, porque, no se puede poner atención a las explicaciones del profesor y atender el Smartphone.
Pues sí. Conseguí un día sin plástico, no fue fácil, porque nuestra dependencia es exagerada. Con el teléfono inteligente, sencillamente lo apagué.

No podemos negar que los plásticos y el teléfono inteligente, son muy útiles en el presente, pero en sus efectos a medio y largo plazo son contaminantes, mental y físicamente, y ya lo están siendo.

Entonces, como todos consumimos y ensuciamos con plásticos, mi recomendación, es el autocontrol e impulsar las 3Rs: “Recolectando, Reciclando, Reutilizando y además reduciendo el consumo y la basura”.
Antes de comprar, cualquier producto recuerde y considere las 4 leyes de la ecología. Principalmente la segunda: «Todo va a parar a alguna parte»

Pedro Roque

1 comentario en “Un día sin plástico y sin smartphone.”

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