Uso, buen uso, mal uso y abuso…

Son cuatro opciones que todas las personas tienen con los recursos y las oportunidades que la vida, la naturaleza, la buena ventura, la suerte, las circunstancias o la combinación de todas, y para los creyentes, Dios, les pone a la disposición.

De joven conocí en mi ciudad a dos personas humildes que vivían alquilando un cuarto y un buen día, a cada una en su momento, les tocó la lotería y la gente decía: ¡Que suerte! ¡Que bendición! Hasta los envidiaban… Se divirtieron, viajaron, compraron casas, pero después de unos cuatro años, estaban en las mismas circunstancias que antes de la lotería. ¿Qué sucedió? Hicieron “mal uso” de los recursos que tuvieron en sus manos.

Diez años después escuché en una notaría en Valencia, la historia de un joven al que su padre aun en vida le entregó los bienes que le dejaría en su testamento. El joven se casó con una linda mujer y estaba tan enamorado, que accedió a su petición, que como muestra de amor, le traspasara lo que el padre le había entregado como herencia, y él por amor, lo hizo… Meses después se separaron, ella se fue con un antiguo novio y el joven esposo se quedó sin nada… ¿Qué sucedió? Él hizo “mal uso” y ella “abuso” de los bienes. Son ejemplos de lo que pasa cuando no es uno quien se ha esforzado por años para conseguir los recursos.

Muchos salvadoreños y de otros países llegaron a EEUU o a Europa con una infinidad de esfuerzos y dificultades, y estando ahí, se concentraron en su trabajo, arreglaron sus papeles, estudiaron, obtuvieron la nacionalidad, se focalizaron en el sueño americano o europeo y ahora son personas respetables, tienen sus empresas y son exitosos. Hicieron un “buen uso” de la oportunidad y cosecharon éxito a fuerza de trabajo, ahorro y son un buen ejemplo.

Pero en cualquier ciudad de EEUU y Europa se encuentran muchos extranjeros que viven en la pobreza y de la caridad. Según ellos, por falta de oportunidades en sus países y en los países a donde emigraron. Hicieron “mal uso” de la oportunidad de emigrar.

Y en la política también sucede. En España, el PSOE en las elecciones de 1982 obtuvo “mayoría absoluta” y el mapa era rojo. Pero en las elecciones de 1996, la “mayoría absoluta” fue del PP y el mapa fue azul.

¿Qué sucedió en ambos casos? En los temas económicos y las relaciones con EEU y la UE los dos gobiernos hicieron “buen uso” de la mayoría absoluta, que fueron perdiendo y desencantando a sus electores por la razón que mejor entiende la población, la corrupción institucionalizada, descarada y a la vista de todos.

Hoy, España es gobernada nuevamente por el PSOE con remiendos políticos y como único gobierno en el mundo con cuatro vicepresidentes, además muy cuestionado por el manejo de pandemia, pues es de los primeros países con mayor contagio del Covid-19, al borde de la quiebra del sector turístico y hostelero y ya con cuatro millones de desempleados.

Aquí, desde la semana pasada existe una nueva mayoría absoluta de la que, por el bien del país, nuestra y las futuras generaciones, lo mejor será que se haga “buen uso”, ojala nunca, “mal uso” y, mucho menos, “abuso”, pues todas las mayorías, como las de otros países en otros momentos, y ciertamente sucede con todas las relaciones entre personas y entre ciudadanos y sus gobiernos, son temporales.

Y cerrando este artículo con el Covid-19, la buena noticia es que en el mundo ya son más del doble los millones de personas vacunados que los infectados y diariamente se avanza en el control del coronavirus.

Pedro Roque

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